jueves, 7 de marzo de 2013

HOLA? YO DIRÍA ADIÓS!!!!


                Hola… es lo que normalmente suele escribirse al comienzo de una carta, pero creo que debo comenzar con un adiós tácito que quisiera pronunciarte cara a cara pero que se vuelve imposible no sólo por mi temor a verte y llorar, sino porque tal parece que te escondes y ya va siendo momento que asimile eso.
Pensarte no se ha vuelto tan bonito como pintaba y este jodido adiós suena menos patético cuando lo escribo que cuando trato de creérmelo.
Mi cuerpo me pide descanso, necesito dormir pero no, primero necesito sacarte de mi cabeza, corazón y de todas partes pero no puedo; te juro que lo intento, lo juro por mí o por ti, alguien más importante, Lo juro por ti aunque no sea creíble, lo juro por ti que me hizo descubrir lo maravillosa que soy aunque no se quedó para disfrutarlo conmigo, lo juro por ti que ahora duermes plácido y que no le interesa saber que pasa por mi mente, por ti que me hizo perder el control de mi mundo acostumbrado a ser manejado como una marioneta, por ti que cuando me enamoré creí que jamás antes lo había estado por no encontrarle comparación a lo que siento.
No puedo dejar que esto pase así nada más, no puedo permitirme enterrar estos sentimientos sin siquiera robarte un abrazo. No quiero desaparecer como quiero hacer y voy a hacer no importa cómo, y  al cabo de un tiempo y con los ovarios bien puestos, encontrarte después de superarte y contarte todo absolutamente y que una respuesta tuya me haga arrepentirme la vida entera.
Pero no, detente mente revolucionaria que ahora yo tomaré férreo control de todo eso; esta vez no dejaré que los pensamientos se me salgan volando, esta vez daré mi mejor esfuerzo para escapar de este infierno que lleva tu nombre que aún no tengo las agallas de escribir; porque ahora voy a resplandecer, no sé cómo aún, ero lo haré así sea con brillo ajeno y así eso implique sentarme a ver pacientemente, con cigarro en mano, como se llevan al amor de mi vida.
Dejaré de dar tus pasos ya dados tratando de buscar una conexión, dejaré de cantarle a tu estúpida foto, dejaré de ponerle esta historia que inventé en mi mente de niña ilusa enamorada a todas las canciones que se me ocurra, dejaré de imaginarte llamando a la puerta de mi casa preguntando por mí; pero conservaré la estrella que aparece en las noches muy temprano, a la que le he contado todo y que ha escuchado atenta, acariciándome con su luz.
Y s justo ahora estás con ella, por favor bésala; bésala porque yo le rogaré a la piedad de la piedad que me lleve a tu mente y te recuerde cómo yo te besé entre palabras y sin tocarte mientras recuerdo cómo me sentí completa acariciándote también sin rozarte. Por si ella te acaricia, haré un pacto con tu piel que sólo llegué a mimar en mis sueños traicioneramente placenteros, acordaremos erizarte la piel para que te enamores y seas feliz.
Adiós; es con lo que suelen terminar una carta, no? Carta de amor, desamor, tortura, adiós, todo en uno solo para terminar perdiéndome en tu recuerdo no tan feliz y de días pasajeros. Te amé, tengo que reconocerlo, aunque aún ese verbo no se vuelva del todo en pasado.
Y así, tal vez, fue como dejé de pensarte, llorarte y extrañarte… tal vez.
MUCHA MIERDA Y UN  CAFÉ  

No hay comentarios:

Publicar un comentario